Los fracasos también suman

En el mundo del emprendimiento nos enfocamos en mostrar casos de éxito; supongo para generar expectación y motivación, como ejemplos de modelos de negocios dignos de análisis, de estrategia, de propuesta de valor, de fórmula para alcanzar el éxito; olvidando mencionar los fracasos que éstos mismos protagonistas han tenido en su camino, y los de tantos otros emprendedores que pueden servir de referencia. 

 Casos como:

  • Steve Jobs despedido de Apple en el año 1985 –habiendo sido uno de sus fundadores- por discrepancias con su CEO. 
  • Walt Disney despedido de un periódico por falta de creatividad, fundó con su colega Ubbe Iwerk la empresa Iwerks-Disney Commercial Artists con apenas 1 mes de vida, luego fundó la compañía Laugh-O-Gram Films, que empezó bien pero con la quiebra de su principal cliente lo llevó a la bancarrota. 
  • Jan Koum (fundador de WhatsApp) rechazado para un trabajo en Facebook. 
  • Jack Ma (fundador de Alibaba) rechazado 10 veces por Harvard University, rechazado en distintos puestos de empleo, no obtuvo inversión en Silicon Valley para fundar Alibaba, empresa ésta que no generó ganancias si no después de 3 años de vida.
  • Oprah Winfield fue despedida de su trabajo como reportera en la cadena Baltimore WJZ-TV por involucrarse emocionalmente en exceso con las historias que relataba.

 

Todos conocemos bien cómo han acabado las historias de estos personajes, han sido claros ejemplos de resiliencia y de que: 

  • Las dificultades son parte natural del camino emprendedor, son parte de la experiencia.
  • A veces el mejor aprendizaje proviene de aquellas experiencias que no funcionaron como esperábamos.
  • El éxito o el fracaso no nos definen, el camino es largo lo importante es la suma de todas tus acciones, buenas y malas. 
  • Vivir un fracaso y contarlo, verbalizar ayuda a ver que ha sido una experiencia de la que seguramente hemos aprendido mucho. 
  • No hay fórmulas exactas para el éxito, todo puede fallar.
  • Si crees en tu idea, estás convencido que tu producto/servicio puede triunfar, inténtalo, comete errores, equivócate y recalcula rápido, como bien dice mi socio, el mejor momento para cagarla es ahora! 

 

Sin embargo, nuestra relación con el fracaso suele ser difícil, nos cuesta reconocer que hemos fallado, que ha llegado el momento de parar, cerrar, aceptar la derrota. Generando en ocasiones que nos  quedemos más tiempo del que deberíamos insistiendo e invirtiendo recursos cuando a veces los resultados son irreversibles, solemos culpar a factores externos o a terceros, cuando lo cierto es que por más doloroso que resulte, cuanto antes lo veamos y reconozcamos, lograremos disminuir los daños y aprenderemos de la experiencia.  

Steve Jobs, años después al referirse a la experiencia de haber sido desvinculado de su propia empresa señalaba: “Ser despedido por Apple fue la mejor cosa que me pudo haber pasado. La pesadez de ser exitoso fue reemplazada por la ligereza de empezar nuevamente. Me liberó para entrar en uno de los periodos más creativos de mi vida”.

Siempre he admirado la visión de Tomas Edison, cuando al preguntarle sobre sus fracasos durante la creación de la bombilla, respondió: «No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla». Así pues, no temamos a los fracasos, estos muchas veces acaban siendo la fuente de nuestro éxito.

¿Estás de acuerdo? 

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