¿Cómo pasó Sweet Stories de días sin ventas a conquistar al equipo de Ferran Adrià?

Hoy te traigo la historia de Yanet, fundadora de Sweet Stories, una pastelería en Barcelona. 

Fue una de mis primeras clientas, conseguimos un microcrédito de 50k para arrancar su negocio. 

Casi 7 años después, sigue conquistando a sus clientes con su toque único. 

Aquí te comparto algunos de sus mejores aprendizajes.

  • Para empezar, ¿quién eres y qué haces?

Soy Yanet y soy pastelera. Me dedico a hacer pasteles artesanales.

  • ¿Cómo surgió la idea de Sweet Stories y cuál fue tu inspiración para comenzar?

La idea surgió por necesidad. Siempre me ha gustado hacer pasteles y cocinar, y cuando se me presentó la oportunidad de abrir un local, me lancé.

  • ¿Validaste la idea antes de lanzarla? ¿Cómo fue ese proceso?

No de una forma muy técnica. Antes de emprender, regalaba pasteles a todo el mundo y, con el feedback que recibía, vi que podría tener una salida. No tuve tiempo de hacer una validación formal, pero sí que trabajé en el sabor del producto, ya que siempre me ha gustado la pastelería. Llegó un momento en que hacía el proyecto o sentía que no tenía más opciones. Cuando miro atrás veo que una parte del proceso fue una locura, pero una locura buena, hice muchas cosas sin parar a pensar y sin tener un plan definido. 

  • ¿Qué valor diferencial aporta Sweet Stories al mercado?

Creo que lo que marca la diferencia es mi toque personal, especialmente en el sabor del producto y la calidad. Todo lo que ofrecemos en Sweet Stories es artesanal, hecho en mi obrador. Escucho mucho a la gente y evoluciono según sus comentarios. Llevo casi 7 años, y muchos clientes vuelven porque sienten esa cercanía y valoran un producto artesano. Trabajo sola porque no quiero perder la esencia de Sweet Stories, ese trato familiar y cercano. Para mí, la diferencia no está solo en el producto, sino en la relación que tengo con la gente; creo que mi personalidad forma parte del producto.

  • ¿Qué papel han jugado las alianzas o colaboraciones en el éxito de tu negocio?

Todas las colaboraciones que he hecho han traído cosas positivas. Hoy en día, tengo acuerdos con varios restaurantes y hasta con Amazon para diversificar. En algunos momentos, estas alianzas han sido mi salvavidas literal.

  • ¿Cuáles han sido las mayores dificultades para emprender en Barcelona o España?

Abrir un negocio no es difícil; mantenerlo abierto, sí y mucho. El primer año fue durísimo: pagar proveedores, aprender a gestionar el negocio… ¡un desafío total! También me costó encontrar un buen gestor, el primero por la mala praxis me generó un problema con Hacienda. Otros  temas importantes es que al principio, no sabía cómo decir «no», y vender me daba miedo. Aprender a decir NO, a valorarme y a poner precios adecuados fue un proceso largo y retador.

  • ¿Recuerdas el primer gran obstáculo que enfrentaste y cómo lo superaste?

El primer gran obstáculo fue pagar el alquiler. Llegué a acumular 6 meses de retraso debido a una confusión con la inmobiliaria y otros problemas de gestión. Al final, mi hermana me ayudó y aún le estoy devolviendo ese dinero. Esos primeros dos años fueron una locura, pero aquí estoy.

  • ¿La financiación fue clave para empezar? ¿De qué manera ayudó al desarrollo de Sweet Stories?

Fue todo, porque yo no tenía el dinero necesario para emprender, en mi caso fue la única vía a mi alcance. Sin esa financiación, Sweet Stories no hubiera visto la luz, al menos no tan rápido.

  • Si volvieras a empezar, ¿hay algo que harías diferente?

Investigar el mercado antes de lanzarme, sin duda. También evitaría combinar un trabajo a jornada completa con el negocio, ya que no me dejaba dedicarle el tiempo que necesita un negocio para arrancar. Otra cosa sería invertir en marketing, algo que sigo postergando.

  • ¿Qué hábitos te han ayudado a mantenerte enfocada y motivada?

Empezar cada día temprano, dedicar tiempo a cuidar el producto y mantener una mentalidad positiva, incluso en momentos difíciles. Nunca he venido a Sweet Stories sin ganas, ni en los peores momentos, como lo fue en el 2020, nada podía ir peor, en medio de una pandemia, un segundo embarazo y encima complicado… Aún en aquellos momentos mantuve el optimismo y la mente positiva.  Mi marido también me ha ayudado mucho a mantener esta mentalidad y  pensamiento de “esto tiene que ir para adelante”.

  • ¿Tienes algún consejo o práctica para superar momentos difíciles?

Cuando estás en el fango, tu no sabes que hacer, pero lo primero es mantener la calma para pensar con claridad. Yo he contado con el apoyo de mi familia y amigos, especialmente de mi amiga Nadia, que me ha ayudado mucho. Mirando atrás creo que este negocio sigue en pie en parte gracias a mi red de apoyo, mi marido, mi madre, mi hermana, amigas… estar rodeada de personas que quieran ayudar, porque sola es muy complicado superar las dificultades.  Siempre hay una salida, siempre que tu quieras seguir adelante con el proyecto, he pasado momentos durísimos, pero mi marido siempre me dijo “si se puede”, e inmediatamente me ponía en modo solución. 

  • Cerca del 90% de los nuevos negocios no llegan a los tres años en España, ¿qué crees que te ha permitido estar en ese 10%?

La constancia y las ganas de no rendirme. He aprendido a adaptarme a lo que el mercado pide y a transformar el negocio según las necesidades de mis clientes.

  • ¿Cuál crees que es el ingrediente clave para mantener un negocio rentable y sostenible?

Darle al cliente lo que realmente quiere el ingrediente más importante. Abrí en un barrio tradicional, con muchos vecinos mayores, ofreciendo productos inspirados en la pastelería americana. Al principio, hubo días en los que no vendía ni un café en 12 o 14 horas; fue realmente duro. Pero entendí que no solo vendía productos, sino experiencias. Decidí conectar con mis vecinos a través de mi personalidad y un trato cercano, escuchando lo que querían y creando un espacio en el que se sintieran bien. Hoy, muchos no solo vienen a tomar café o disfrutar de un pastel, sino también a compartir un rato conmigo. Ofrecer café Illy 100% arábica y postres artesanos ha sido clave, pero es la experiencia lo que los hace volver. Incluso el equipo del restaurante Enigma de Ferran Adrià viene  a tomar café y comer postre muy seguido, es algo que me llena de orgullo. Sweet Stories no solo es un lugar para tomar café y postre, sino donde se comparte, y mis vecinos y vecinas han pasado de ser clientes a convertirse en amigos y amigas.

  • Para quienes desean pasar de una idea a una empresa, ¿qué consejo les darías?

Que se lancen sin pensarlo tanto. La constancia y la disciplina serán tus pilares. Al final, es mejor intentarlo que quedarse con las ganas, mirando atrás a pesar de todas dificultades, que han sido muchas, no tengo duda de que esta ha sido una de las experiencia que más aprendizajes me ha traído. 

  • ¿Cuál es el aprendizaje más importante que te gustaría compartir con otros emprendedores?

Aprender a base de prueba y error. Muchas veces dejamos de hacer cosas por miedo a fallar, pero la única manera de aprender es metiendo la harina y los ingredientes al horno, sin miedo a que el pastel se queme. Cada intento, aunque no siempre salga perfecto, te enseña algo nuevo sobre el sabor, la textura o el proceso. Así se crean las recetas que dejan huella.

es_ESSpanish